Las despedidas, muchas veces no son gratas, aún más cuando son para siempre. Así fue la despedida que familiares, amigos, deportistas, compañeros y conocidos dieron ayer al futbolista Juan Carlos Orellana Araneda, quién a sus 28 años pasó a engrosar la lista de víctimas de la violencia en Los Lagos.
Las muestras de dolor reflejaban el sentir de toda la comunidad laguina, que conoció y valoró las dotes humanas de Juan Carlos, que en el deporte se destacó como un gran goleador.
Al llegar al cementerio, se pudo observar un gran gentío que recibió al jugador de nuevo y donde se le realizó una breve ceremonia religiosa.El escenario de la triste despedida fue el Estadio Municipal, donde muchas personas se congregaron para dar el último adiós a Juan Carlos.
Su ataúd sobre una cureña y tirada por sus compañeros futbolistas dio una vuelta olímpica en medio de los aplausos de familiares, amigos e hinchas, como un adiós a su trágica e inesperada partida.
“Se ha ido una gran persona, un gran goleador y amigo, que nos deja una gran enseñanza, ¡nunca darnos por vencido!”, dijo Nemorino Mera Ramirez, entrenador de la Selección de Los Lagos.
Su ataúd sobre una cureña y tirada por sus compañeros futbolistas dio una vuelta olímpica en medio de los aplausos de familiares, amigos e hinchas, como un adiós a su trágica e inesperada partida.
“Se ha ido una gran persona, un gran goleador y amigo, que nos deja una gran enseñanza, ¡nunca darnos por vencido!”, dijo Nemorino Mera Ramirez, entrenador de la Selección de Los Lagos.
Hasta el Estadio Municipal acudieron sus amigos, compañeros y deportistas de Sausalito, Prolesur, Cóndor, jugadores de la Selección de Los Lagos y dirigentes deportivos, para brindarle a Juan Carlos Orellana Araneda, el último adiós y agradecerle por sus goles que en diferentes canchas supo marcar para el prestigio de su institución que defendía.
La Asociación de Fútbol rindió un sincero homenaje a su gran goleador y lo despidió como un gran crack.
La Asociación de Fútbol rindió un sincero homenaje a su gran goleador y lo despidió como un gran crack.