jueves, 31 de julio de 2008

FERNANDO GONZALEZ ENTRARA A LA HISTORIA DE LOS ELEGIDOS

Fernando González será el abanderado de Chile en Beijing


Marlene Ahrens, la dama que mejor representa al olimpismo chileno, fue la primera mujer en hacer dos veces el recorrido a la cabeza de la delegación chilena y con la bandera criolla por delante. En varones, Manuel Plaza ya había corrido con ese honor en París y Amsterdam. El debut de la lanzadora de la jabalina ocurrió en Melbourne 1956, y fue en grande. En esos Juegos ingresó para siempre a la estrecha galería chilena de notables de la historia deportiva. Lanzó el implemento, con su elegancia habitual, a 50,38 metros de distancia, y sólo fue superada por la soviética Inese Yaunzeme, que anotó 53,86 metros. Cuatro años más tarde, Marlene venía recién saliendo de una operación, y no se sentía preparada física ni mentalmente para ir a los Juegos Olímpicos de Roma. La fueron a buscar a la casa y le pidieron por favor que se embarcara. A Gert Weil lo "premio" una paloma Gert Weil es un firme partidario de la manera en que se eligió el actual abanderado: "Antes era a dedo y ahora opinan todos. La gallá está pendiente del tema y antes no le preocupaba a nadie", justifica el ex balista. Dos veces le tocó a Weil portar el estandarte. En Seúl 88 y Barcelona 92.
Sebastián Keitel, escogido a última hora. Veintitrés años tenía Sebastián Keitel cuando le dijeron, ya instalado en Atlanta, que sería el portador de la bandera de Chile en 1996."Estando en la Villa Olímpica, me dijeron que si quería ser abanderado. Antes de que terminaran la frase ya había dicho que sí. Fue el descueve. Una de las cosas más lindas que me han ofrecido. Fue extraordinario. Ahora que tanto se habla de eso, se me vienen los recuerdos a la memoria. Lo que nunca entendí fue que cuatro años después se la hayan ofrecido al "Chino" Ríos. No sé por qué no lo aceptó. Los dos tuvimos nuestro mejor año en 1998, pero yo me corté el tendón de Aquiles dos meses antes de los Juegos. Si no fuiste medallista, ser abanderado es lo más grande", recuerda el que fuera denominado el blanco más rápido de la Tierra."Me llamaron hasta amigos de Suecia, a los que no veía hace años, para decirme que me habían visto en la tele y que había sido súper choro. Qué rico llevar a Chile representado en mis manos y con los deportistas atrás", agregó. Cuando Ríos le dijo "no" a la bandera. Es la historia más recordada de abanderados chilenos. Ocurrió en Sydney 2000 y quebró las relaciones entre los deportistas chilenos en la Villa Olímpica. Ricardo Navarrete Betanzo, entonces timonel del COCh y hoy subsecretario de Investigaciones, designó a Marcelo Ríos como portador del estandarte. Su decisión fue criticada, pero lo peor estaba por venir: Ríos se enojó porque el COCh no le consiguió entradas a su madre y su hermana para la ceremonia inaugural, su padre, Jorge Ríos, había sido designado delegado por la Federación de Tenis, y se negó terminantemente a cumplir esa función. Ardió Troya."La decisión la tomé cinco minutos antes de partir al estadio. Me pasaron a llevar, y pensé más en mi familia que en otra cosa. Es una falta de respeto que hagan venir a mi hermana y a mi mamá, y a última hora les digan que no podrán entrar a la inauguración", se defendió entonces el tenista."Nunca supe que ambas querían boletos. No tenía ni siquiera sus nombres. Una cosa es decir usted regáleme entradas, y otra es que nosotros corramos a conseguirlas", aseguraba en esa época el jefe de misión chileno, Rodrigo Sánchez. Al final, Nicolás Massú salvó la situación al aceptar tomar el testimonio y encabezar el desfile. Hoy, Navarrete prefiere olvidar sus difíciles años en el olimpismo. "No tengo ningún interés en hablar de eso", dijo.
Este año en Beijing, portará el estandarte Fernando Gonzalez.